Hace mas de 40 años cuando era
solo un niño me imaginaba el futuro en una visión optimista y
esperanzadora, en la que el genero humano, aprendía de sus errores
para construir una sociedad avanzada que nos llevara a lejanas
conquistas científicas y técnicas, en mi mente dibujaba el hombre a
la conquista del espacio, me veía yo mismo en el futuro en el
espacio o cerca de él.
Tras 5 décadas España no ha
llegado en absoluto a ningún objetivo resaltable a nivel
estratégico, podríamos afirmar que una transición envidiable y un
régimen de las autonomías que ha incrementado el gasto público más
del 113% del P.I.B, algo ruinoso para cualquier país decente en la
orbita europea, se puede decir, que si ha llegado a donde ha llegado
nuestra nación ha sido en base al gasto. No quiero desviarme de mi
propósito, prosigo.
Muchos ciudadanos se devanan los
sesos para buscar una solución a esta debacle económica, social y
política a la que nuestra patria se ve abocada, una debacle por la
que ya hemos pasado en otros tiempos, teniendo ejemplos de solución
del pasado en nuestra olvidada y atribulada historia ninguna que no
pase por el trabajo y el sacrificio.
Pero al contrario que cualquier
otro país en el mundo, España se obstina en destruir su pasado,
unas veces conscientemente, otras de forma inconsciente. Un pasado
glorioso, ejemplo de la civilización, de la cultura humana
universal, ejemplo encomiable de sacrificio y lucha.
Al hilo de todos estos
pensamientos, cualquier conversación que se precie de culta, entre
compañeros de trabajo, de familiares o de amigos, viviendo la
situación tan critica que vive España, no es de extrañar que se
compare entre personajes políticos, militares o eclesiásticos de
tiempos pasados con los contemporáneos, no sin percatarse de las
profundas diferencias éticas o morales que estos tienen, sin que
provoque hilaridad y sin que no surjan sonoras carcajadas entre los
contertulios.
En el crisol de estos
parlamentos un día se comentó la figura de D. Gonzalo Fernández de
Córdoba, llamado por sus hombres el Gran Capitán, y de cómo la
nación olvida injustamente a sus hijos hasta el limite de la noche
de los tiempos, recuperándolos para denostarlos o criticarlos, sin
ningún criterio científico sino con el de la mas burda ideología,
textualmente duermen el sueño de los justos.
Sin mayor dilación pasaré a
hablarles de D. Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado El Gran
Capitán nació en Montilla, un pueblo a unos 40 Km de Córdoba
capital en 1453, hijo segundo del señor de Aguilar, D. Pedro
Fernández de Aguilar, se educó con esmero hasta llegar a servir con
un gran cargo en la corte de los Reyes Católicos de los que fue un
fiel servidor en diversos campos de batalla.
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Retrato del Gran Capitán. Eduardo Carrió. 1878. Museo Nacional del Prado |
Su carrera militar lo convierte
en un militar de éxito, poliglota hablaba varios idiomas, entre
ellos el árabe con fluidez, se distinguió en su actuación durante
la rendición de Granada ya que convenció a Boabdil a rendir Granada
y a abandonarla sin lucha para entregarla a los reyes católicos,
corre el año 1492 donde comienza para España una nueva época
histórica, la Edad Moderna que casi todos los que cursamos la EGB
podemos recordar de los libros de texto, esa nación moderna que se
anticipa como modelo en el resto de Europa.
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La rendición de Granada | Francisco Padilla |
Pero lo que mas fama le granjeo
fue la guerra de Italia, en la cual resaltó su leyenda, por su
nobleza en el campo de batalla, finaliza la Edad Media, como hemos
dicho comienza la Edad Moderna, la guerra cambia con las armas de
fuego, la artillería, el mosquete, se crea la figura del tercio,
infantería, los tercios españoles que marcarían la hegemonía
militar española en Europa por más de 3 siglos, es el Gran Capitán
su artífice, su creador(1).
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Guerra de Granada 1482-1492
Guerra
italiana de 1494-1498
Ostia
1496
Atella
1496
Cefalonia
1500
Guerra
de Nápoles (1501-1504)
Ceriñola
1503
Garellano 1504 |
Hechos
de armas mas significativos del Gran Capitán
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Gonzalo Fernández de Córdoba observa el cadáver del Duque de Nemours en el cuadro de Casado del Alisal(1866) |
Su comportamiento y su
ejemplaridad hizo que la nobleza italiana, francesa y hasta el mismo
papa de Roma le tentará para tomar para si títulos nobiliarios lo
que desato envidias y odios en la corte española provocando las
represalias del rey católico, muerta ya su valedora Isabel I de
Castilla, la mala leche de sus paisanos, hizo que el rey lo llamara a
consejo, lo llevo a España, prohibiéndole ir a la guerra y
finalmente D. Gonzalo pide de forma disciplinada al rey marchar a
Loja donde viviría hasta su muerte, allí fue blanco de la envidia,
el escarnio y de la murmuración que es el mal más antiguo que en
España impera, que tampoco distingue ni de regiones ni de lenguas.
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«Doscientos
mil setecientos treinta y seis duros y nueve reales en
frailes, monjas y pobres para qué rogasen á Dios por la
prosperidad de las armas españolas.
Cien
millones en palas, picos y azadones.
Cien
mil ducados en pólvora y balas.
Diez
mil ducados en guantes perfumados para preservar á las tropas
del mal olor de los cadáveres de sus enemigos tendidos en el
campo de batalla.
Ciento
sesenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas en
el uso continuo de repicar todos los días por nuevas
victorias conseguidas sobre el enemigo.
Cincuenta
mil ducados en aguardiente para la tropa en un día de
combate.
Millón
y medio de ducados para mantener prisioneros y heridos.
Un
millón en misas de gracias y Te Deum al
Todopoderoso.
Tres
millones en misas para los muertos.
Setecientos
mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en espías y...
Cien
millones por mi paciencia en escuchar ayer que el rey pedía
cuentas al que le ha regalado un reino.»
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Las
famosas cuentas del Gran Capitán que entran dentro de la leyenda
Finalmente pasados los años y enfermo marcha a Granada donde
fallece el 2 de diciembre de 1515 a los 62 años de edad, donde fue
enterrado entre 200 estandartes y banderas, 2 pendones reales y las
insignias que a los turcos ganó en Cefalonia, para recordar a todos
sus triunfos y sus glorias, y el sentido dolor de pueblo y la
monarquía española.
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Lapida de la tumba del Gran
Capitán (Cortesia Tomas Esteban)
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Traducción del texto de la lapida
GONZALI FERNANDEZ DE CORDOVA
QVIS-PROPIA-VIRTVTE-MAGNI-DVCIS
NOMEN PROPIVM-SIBI-FECIT
OSSA
PERPETVAE-TANDEN-LVCI-RESTITVENDA-HVIC-INTEREA-LOCVLO-CREDITA-SVNT.
GLORIA
MINIME CONSEPVLTA
"Los huesos de Gonzalo Fernández de Córdoba que,
con
su gran valor, se apropió el sobrenombre de Gran
Capitán,
están confiados a esta sepultura hasta que al
fin
sean restituidos a la luz perpetua.
Su gloria
no quedó sepultada con él”. |
Pero no acaba la historia aquí de este principal héroe español,
que como el Cid, no se deja de hablar de él ni después de muerto,
porque tuvieron que pasar mas de 300 años para que el enemigo que
tantas veces venció ultrajara su cadáver inerte.
Durante la invasión napoleónica
que sufrió España durante principios del siglo XIX, las tropas
gabachas cometieron grandes desmanes y destrucciones en el patrimonio
español, lo que le granjeo el odio del pueblo aun más visceral si
cabe, se puede resaltar como detalle la vandalización y el saqueo de
la Basílica de San Isidoro de Sevilla en León(2),
o como citamos la tumba de D. Gonzalo en Granada, así como muchos
otros templos y monasterios en España.
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General Horace Sebastiani de la
Porta
|
Fue en 1810 cuando las tropas de
la “Grandeur”, en el marco de la guerra de la independencia,
huyendo de la derrota, pasaron por Ganada, al mando del General
Sebastiani, los militares franceses con mucha “igualite”,
“egalite” y “fraternite” profanaron el monasterio de San
Jerónimo, donde se hallaba la tumba del El Gran Capitán y como en
otros templos españoles, convirtieron las capillas en cuadras,
robando obras de arte, quemando mas de setecientos estandartes
ganados al enemigo y descolgando la replica de la espada de nuestro
héroe de la pared, el propio general Sebastiani, como un “talibán”
del presente, decapitó la momia del que algunos definieron como el
guerrero mas noble, generoso y puro que haya pisado la tierra,
obstinación esta
la del hombre que quiere vencer a un hombre muerto para cambiar la
historia ¿a qué me suena esto en el siglo XXI?.
Los restos del hombre que hacia más de tres siglos había sometido
a las tropas francesas en Nápoles quedaron esparcidos y revueltos
por la cripta entre excrementos de las caballerías francesas y los
restos de sus familiares, siendo la cabeza, el único miembro del
cuerpo que nunca volvió a aparecer, fue la prudencia de un monje
granadino la que permitió rescatar los restos resguardándolos en su
casa.
No termina el periplo viajero de
estos restos, por que deambularon de Granada a Madrid , de esta
ciudad de vuelta a Granada donde actualmente yacen de nuevo, donde se
creía que descansarían en paz, aunque finalmente tras unos estudios
respaldados por el gobierno andaluz, estos restos que ocupan la tumba
de San Jerónimo no pertenecen ni a nuestro héroe ni a su familia.
Queden estas torpes lineas
escritas con trabajo como un recuerdo, un grito de reivindicación de
la figura de este gran militar español, andaluz y montillano de pro,
que fue D. Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado con orgullo por su
hombres El Gran Capitán, que de haber nacido en otras tierras,
hubiera sido respetado, recordado en obras literarias, películas,
efigies y seria ejemplo para las generaciones venideras, pero como
nació español, católico y lucho por un imperio que sentó las
bases de la civilización occidental, sus restos vilmente profanados
están sin identificar, yacen en una tumba en un antiguo monasterio
que se deteriora a pasos agigantados, su cabeza, desaparecida desde
hace siglos se exhibirá en alguna sala secreta de algún palacio
francés o arrojada en alguna cuneta de un camino, pasará a formar
parte de esa hermandad de soldados españoles, que sirvieron con
honor y que yacen muertos con tumba o sin ella a lo largo y ancho del
mundo, porque como dice el titulo de un libro de Antonio Manuel
Villegas González, no hay, “Ni un pedazo de tierra sin una tumba
española”.
CITAS
(1) El Gran Capitán
es el creador del ejercito profesional español, la infantería
cuya importancia había
disminuido durante la reconquista frente a la expansión de la
caballería,
paso a ser de nuevo la base del ejercito, los arcabuceros y las
tropas de infantería
se reorganizaron según los modelos suizo e italiano.
(2) Basílica de San Isidoro de Sevilla en León, en el panteón real de los reyes
castellanos y leoneses, los soldados se entretuvieron en disparar
sobre la veleta del campanario de la iglesia, en su museo se
encuentra esta, con los plomazos en ella, entre otras barbaridades se
exhumaron los cadáveres de los monarcas castellanos los amontonaron
en un claustro de la cripta y pusieron a abrevar los caballos en sus
tumbas.
Bibliografía:
P. CELSO GARCIA. Agustino; El Gran Capitán, colección LOS GRANDES
HOMBRES; Edit Araluce; Barcelona; 1955.
José Antonio Vaca de Osma; EL GRAN CAPITAN; Edit Espasa Calpe,
S.A.; Biografias; Madrid 1998.
Jose Manuel Morales; Los restos del Gran Capitán; articulo en
internet, Diario Cordoba; Cordoba 2017
https://www.diariocordoba.com/noticias/zoco/restos-gran-capitan_1183127.html
Nueva Enciclopedia Larouse; Edit. Planeta, Madrid: 3904; tomo octavo;
27 vóls.
Enciclopedia, Personajes de la
Historia de España; Edit. Espasa Calpe S.A., Madrid: 819 a 820; tomo
sexto; 14 vóls.